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Ojos azules y piel oscura; así era un cazador-recolector europeo de hace 7.000 años.
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El genoma de este individuo, del yacimiento La Braña-Arintero (León), es el más antiguo de la Prehistoria recuperado.
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El fenotipo de ‘La Braña 1’, perteneciente al mesolítico, ya no existe en Europa.
Una investigación del CSIC, publicada en la revista Nature, muestra cómo era un cazador-recolector europeo del mesolítico, hace 7.000 años de antigüedad. Todo partió de unos restos que fueron recuperados en el yacimiento La Braña-Arintero, Valdelugueros (León).
De su origen deriva el nombre del individuo, La Braña 1, que representa el primer genoma de un cazador-recolector europeo recuperado. Según su retrato robot tenía los ojos azules y la piel oscura.
El mesolítico, un periodo que duró desde hace 10.000 hasta hace 5.000 años (entre el paleolítico y el neolítico), termina con la llegada de la agricultura y la ganadería, procedente del Próximo Oriente. La llegada del neolítico, con una dieta basada en carbohidratos y nuevos patógenos transmitidos por los animales domesticados, supuso desafíos metabólicos e inmunológicos que se reflejaron en adaptaciones genéticas de las poblaciones posteriores al mesolítico. Entre estas se encuentra la capacidad de digerir la lactosa que el individuo de La Braña no poseía.
“Sin embargo, la mayor sorpresa fue descubrir que este individuo poseía las versiones africanas en los genes que conforman la pigmentación clara de los europeos actuales, lo que indica que tenía la piel oscura, aunque no podemos saber el tono exacto”, destaca Lalueza-Fox.
“Todavía más sorprendente fue descubrir que poseía las variantes genéticas que producen los ojos azules en los europeos actuales, lo que resulta en un fenotipo único en un genoma que por otra parte es inequívocamente norte europeo” detalla el investigador del CSIC, que desarrolla su trabajo en el Instituto de Biología Evolutiva (centro mixto del CSIC y la Universidad Pompeu Fabra), ubicado en Barcelona.
El estudio del genoma sugiere que las poblaciones actuales más cercanas a La Braña 1 son las del norte de Europa, como Suecia y Finlandia. Además, el trabajo señala que La Braña 1 tiene un ancestro común con los pobladores del yacimiento del Paleolítico superior Mal’ta, ubicado en el lago Baikal (Siberia), cuyo genoma fue recuperado hace unos meses. “Estos datos indican que existe continuidad genética en las poblaciones del centro y del oeste de Euroasia. De hecho, estos datos coinciden con los restos arqueológicos, ya que en distintas excavaciones de Europa y Rusia, incluido el yacimiento de Mal’ta, se han recuperado figuras antropomórficas –las llamadas Venus paleolíticas- muy similares entre sí”, concluye Lalueza-Fox.
ADN con una conservación “excepcional”
El yacimiento de La Braña-Arintero fue descubierto de forma casual en 2006 y excavado por el arqueólogo de la Junta de Castilla y León Julio Manuel Vidal Encinas. La cueva, localizada en una zona fría y montañosa, con una temperatura estable, y a 1.500 metros sobre el nivel del mar, propició la “excepcional” conservación del ADN de dos individuos descubiertos en su interior, y que fueron denominados La Braña 1 y La Braña 2.
Según señala Iñigo Olalde, primer firmante del estudio, “la intención del equipo es intentar recuperar el genoma del individuo de La Braña 2, que está peor conservado, para seguir obteniendo información sobre las características genéticas de estos primeros europeos”.
Estos detalles son el resultado de un estudio dirigido por el investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Carles Lalueza-Fox, en colaboración con el Centre forGeoGenetics de Dinamarca.
Fuente Csic.