- El descubrimiento descarta la principal hipótesis alternativa a la que dicta que el origen son emisiones de gases con efecto invernadero.
Un análisis de una serie de temperaturas del planeta desde el año 1500 hasta la fecha descarta, con más de 99 por ciento de certeza, la posibilidad de que el calentamiento global en la era industrial sea simplemente una fluctuación natural en el clima de la Tierra, y no se deba en buena parte a la actividad humana.
El estudio lo ha realizado el físico Shaun Lovejoy, profesor en la Universidad McGill en Canadá, para tratar de responder, una vez más, a la polémica pregunta de si este calentamiento global observado en la era industrial se debe principalmente o no a las emisiones de gases con efecto invernadero causadas por la quema de combustibles fósiles en el marco de actividades humanas.
En vez de usar complejos modelos digitales, que pueden ser cuestionables, para estimar los efectos de las emisiones de gases con efecto invernadero, cuya proyección futura también puede ser cuestionable, Lovejoy examina simplemente los datos históricos observados, que no pueden ser cuestionados, para evaluar la hipótesis alternativa de que el calentamiento observado durante el último siglo es debido a variaciones naturales a largo plazo en el patrón de comportamiento de las temperaturas.
Los resultados de este nuevo estudio, según Lovejoy, desmontan los dos argumentos más usados por los escépticos del cambio climático global, el de que el calentamiento tiene un origen natural, y el de que los modelos digitales del sistema climático de la Tierra están equivocados en los resultados que ofrecen.
El estudio de Lovejoy aplica la metodología estadística estándar para determinar la probabilidad de que el calentamiento global observado desde 1880 se deba a la variabilidad natural. Su conclusión es que esta hipótesis puede ser descartada con un nivel de confianza mayor que el 99 por ciento, e incluso tiene gran certeza en que puede ser descartado con más de un 99,9 por ciento de confianza.
Para el nuevo estudio se han tenido en cuenta los datos de diversas fuentes naturales de información climática del pasado, tales como anillos de crecimiento anual de árboles, núcleos de hielo, y sedimentos de los lagos
Aunque para este nuevo estudio Lovejoy no ha empleado los gigantescos modelos digitales de simulación usados normalmente por los científicos para estimar la magnitud del cambio climático futuro, sus resultados complementan a los del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). Los cálculos que ha manejado Lovejoy predicen, con un 95 por ciento de confianza, que una duplicación de los niveles atmosféricos de dióxido de carbono (CO2) causaría un calentamiento global del clima de entre 1,9 y 4,2 grados centígrados. Este rango, aunque es más estrecho, encaja con el ofrecido por la predicción del IPCC de que las temperaturas subirán entre 1,5 y 4,5 grados centígrados si las concentraciones de CO2 se duplican.
Los resultados de este estudio se han publicado en la revista académica Climate Dynamics, editada por Springer, la conocida editorial alemana con una importante actividad en temas científicos y fundada en 1842.
El cambio climático actual no tiene precedente en 20.000 años
El anteriormente mencionado no es el único estudio que refuta el argumento común que los escépticos del cambio climático global esgrimen para negar que éste tiene su origen en las actividades humanas: plantear que el clima siempre ha variado de una forma u otra, incluso cuando no existía el desarrollo industrial de los tiempos modernos, a cuyas emisiones de gases con efecto invernadero se las acusa del proceso de calentamiento.
Otro estudio desveló que la actual clase de calentamiento global, es decir, el calentamiento simultáneo en ambos hemisferios, tanto en el norte como en el sur, es un fenómeno nuevo, ya que no hay constancia de un episodio como el actual en, como mínimo, los últimos 20.000 años, que es todo lo que nuestra ciencia actual puede retroceder en el tiempo para analizar el clima con precisión suficiente para compararlo con el de nuestros días.
Y esto es 14.000 años más atrás que lo alcanzado en cualquier otro estudio anterior, un mérito obtenido ahora por el trabajo a cargo de Svante Bjorck, investigador del clima en la Universidad de Lund, Suecia.
La revisión de registros climáticos como por ejemplo los de núcleos de hielo o de sedimentos, en busca de evidencias de que haya existido algún evento climático desde finales de la última Era Glacial, hace 20.000 años, que haya podido generar efectos similares en ambos hemisferios a la vez, no ha permitido encontrar ni un solo caso con estas características. En cambio, sí ha sido posible hallar muchos casos en los que, por ejemplo, cuando suben las temperaturas en un hemisferio, en el otro descienden o se mantienen sin cambio alguno.
En otras palabras, el estudio muestra que, aparte del ciclo de muy largo plazo en el que se alternan eras glaciales con períodos cálidos, los únicos eventos que podrían considerarse como cambios climáticos atípicos y a gran escala en ese lapso de tiempo de 20.000 años no tuvieron un alcance global, sino que sólo operaron a escala local o regional.
Como ejemplo, podemos tomar el último cambio climático atípico a gran escala reconocido en nuestra historia, el cual tuvo lugar entre los años 1600 y 1900, y que muchos conocen como la Pequeña Edad de Hielo. En esa época, Europa experimentó algunos de sus siglos más fríos de la historia escrita. Mientras el frío extremo tuvo graves consecuencias para la agricultura, el transporte y la economía en muchos lugares del norte de Europa, y también hasta cierto punto del hemisferio norte en general, no hay evidencia alguna de que se desencadenasen cambios de temperatura similares u otros efectos climáticos comparables en el hemisferio sur durante la misma época.
La conclusión es clara. Usando las palabras de Svante Bjorck, lo que está sucediendo hoy con el cambio climático global es único desde una perspectiva histórica a escala del tiempo geológico.