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En ocasiones algunas personas, especialmente las que están solas, pueden llegar a considerar a las mascotas como a sus hijos, «buscando el reconocimiento del animal y ninguna dificultad ni necesidad de contrapartida».
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Entrevista con la Doctora en Psicología Mª Jesús Comellas.
Parece que la relación del hombre con sus mascotas ha cambiado en las últimas décadas. En Saber Más queremos profundizar sobre las relaciones humanas con los animales de compañía y cómo se influyen mutuamente. Para ello, entrevistamos a Mª Jesús Comellas, Doctora en Psicología y profesora de Ciencias de la Educación de la Universidad Autónoma de Barcelona.
El respeto a los animales así como los beneficios de la domesticación han estado a lo largo de los tiempos fuera de toda duda… Si hablamos en concreto de mascotas advertimos un crecimiento significativo del sector. Uno de los fenómenos más visibles, según muchos, es que hay una tendencia a la humanización del animal de compañía. En su opinión como experta, ¿es así? ¿Cada día se trata más a las mascotas como humanos?
Ciertamente hay una tendencia a buscar en la mascota, especialmente en el perro, la respuesta afectuosa, la incondicionalidad. A la vez se busca tener alguna actividad para hacer, ejercer el cuidado sabiendo que siempre será bien recibido, que nunca habrá critica y siempre el agradecimiento. Por otra parte no hay exigencia porque lo podemos hacer a nuestra manera, según el día y nunca se tiene que acomodar a una petición concreta. Esta situación comporta una pérdida de lo que son las relaciones humanas en el momento en que encontramos en la mascota (creo sobre todo en el perro) estas facilidades, lo que puede aumentar el aislamiento en las relaciones humanas, especialmente si la dedición al perro es inapropiada o excesiva.
¿Cómo es nuestra relación con ellas?
En muchos casos las relaciones son apropiadas y pueden ser positiva si se le da el espacio que le corresponde al animal.
¿Cómo ha cambiado durante los años?
Posiblemente puede haber diferentes situaciones que han llevado a esta diferencia. Por un lado todas las campañas de protección del animal y por otra quizás una cierta insatisfacción o dificultades en las relaciones lo que posibilita buscar alternativas.
Sería conveniente distinguir en primer lugar los animales domesticados, en general, usados para cualquier fin de las mascotas…
Creo que la mascota ocupa un lugar muy relevante que no tienen todos los animales que puede haber en una casa, como podrían ser los caballos, pájaros, peces…
Los niños quieren una mascota porque tienen la fantasía de tener con quien jugar y que no tendrá nunca dificultades ni rechazos
¿Qué lleva a una persona a tener la necesidad de cuidar de un animal?
Puede haber diferentes motivos de interés para tener un animal y cuidarlo logrando una cierta compañía, un ser para jugar, colaborar en el cuidado de animales abandonados o… también es diferente la demanda de la persona según la edad. Los niños quieren una mascota porque tienen la fantasía de tener con quien jugar y que no tendrá nunca dificultades ni rechazos. Casi sería como un juguete, pero que responde activamente y a la vez le muestra afecto incondicional; y aunque saben que requiere unos cuidados, en su fantasía este aspecto no constituye una dificultad o una dedicación, de aquí las dificultades de que realmente tengan cuidado y la vinculación se haga a largo plazo y no sólo cuando lo quiere la criatura. En personas mayores que normalmente están muchas horas en casa y salen menos el perro es una buena compañía y en muchos momentos un factor de movilización para poder responder a las necesidades del animal.
Por contar solo una anécdota, hace sólo unos días, paseando por la calle, en un carrito de bebé, no había bebé, sino un perrito… ¿Se han dan casos de personas que los tratan como si fueran sus propios hijos?
Ciertamente, sobre todo en personas que están solas, que no tienen unas relaciones afectivas y sociales satisfactorias, siempre buscando el reconocimiento del animal y ninguna dificultad ni necesidad de contrapartida.
¿Qué lleva a una persona a tomar esa actitud? De ser así, ¿cuándo podría considerarse como un trastorno?
No sé si sería un trastorno o una distorsión de las relaciones sociales y sobre todo la muestra de una insatisfacción en su situación de socialización. En algunos casos, puede ser compensatorio de insatisfacciones y el miedo a reencontrar en las relaciones humanas las frustraciones que han sufrido. Por esto, quizás es más un indicio de un problema mal resuelto que de un trastorno. De natural se desean más las relaciones humanas que animales, pero también es cierto que los animales, al ser incondicionales, ofrecen mayor seguridad.
El abandono de las mascotas se asocia «con el egoísmo, egocentrismo y la fantasía infantil»
Existe una creencia bastante extendida entre los que poseen mascotas de que los animales poseen consciencia, conciencia y razonamiento…
Lo que es cierto es que los perros comprenden, aprenden, muestran tristeza o asumen roles de protección. Creo que otras mascotas son claramente diferentes. De aquí que entre razonamiento y conciencia hay un abismo, porque implica capacidad de análisis y deducción. Quizás sería oportuno hacer otro análisis en el caso de los primates, aunque hay muchas dudas de ello, pero en algunos casos se ha descubierto que ha habido construcción de instrumentos para sobrevivir.
Sin embargo, existen ocasiones que las personas pierden el interés en sus animales de compañía y deciden abandonarlos, ¿cuáles son las causas principales que les llevan a tomar esa decisión?
Las causas son simples: el engorro del cuidado, sacarles, cuidarles, preparar la comida, higiene… especialmente cuando se ha comprado o adquirido la mascota con el egoísmo, egocentrismo y la fantasía infantil y el periodo de cuidarlo perdura años, a la vez puede haber problemas de salud que requieran mayor dedicación. Es una prueba que no hay reciprocidad y que las mascota sólo se veía como “dadora de cariño y distracción” pero no receptora de cariño y cuidado.
Cuando el animal ocupa este espacio de humanización tan relevante, entra en competición con la persona de la pareja
Existen repercusiones psicológicas tras la toma de una decisión de esta índole, o por lo general no muestran ningún tipo de sentimiento al respecto?
Normalmente no hay repercusiones, porque no es una acción inconsciente, que no se prevea que tendrá repercusiones en el animal ni es una reacción impulsiva, sino que hay una planificación y por tanto no hay vínculo, posiblemente no lo ha habido ya desde el inicio sino que era más bien un objeto del que se puede prescindir.
Hay ciertos casos en los que la humanización de los animales de compañía provocan problemas… como disputas de pareja, ¿Podrían provocar la ruptura?
En caso que se produzca la ruptura muestra que los vínculos no eran muy sólidos, porque en principio un animal no debe nunca tener un espacio tan determinante como para interferir las relaciones humanas. Cuando el animal ocupa este espacio de humanización tan relevante, entra en competición con la persona de la pareja y las decisiones pueden provocar la selección.
En los casos en los que las parejas están casadas, incluso hay situaciones en las que se celebran juicios para dictaminar la custodia del animal y que este no sufra, pero en realidad ¿quién es el que sufre, los animales o los dueños?
En estos casos se utiliza el animal para enfrentarse con la pareja. El animal no tiene problemas para adaptarse si tiene afecto y los cuidados que requiere. Se ha mostrado en situaciones de cambios en los que el animal no podía continuar en su hogar, se ha cedido a otra familia y no ha mostrado dificultades. Finalmente se ha vinculado si ha tenido el cuidado apropiado y ha continuado con una relación positiva con la primera familia si se ha podido mantener el contacto. Posiblemente puede que la persona de la pareja que no va a tener el perro pueda sentir la pérdida si ha tenido una buena vinculación.
La interacción es posible debido a la docilidad del animal y sobre todo a su capacidad de conectar sin esperar mucho a cambio.
Cambiando de tema. Existen diversas terapias en las que el trato con animales, como pueden ser perros o caballos, parecen dar buenos resultados en el campo de la psicología. Incluso, por poner un ejemplo, parece que tan sólo convivir con mascotas es bueno para niños autistas ¿cómo funciona la interacción?
La interacción es posible debido a la docilidad del animal y sobre todo a su capacidad de conectar sin esperar mucho a cambio. La reciprocidad es menor porque las personas, al establecer una relación, normalmente hay una vigencia de reciprocidad. Por esto las relaciones son positivas en la infancia, porque no hay pelea del igual ante las exigencias o la falta de empatía de los demás.
¿Por qué es útil?
En el caso de necesitar una terapia, igualmente el animal es incondicional, estable, mantiene la estabilidad, no muestra con igual fuerza los posibles cambios de humos y muestra una clara sensibilidad por la fragilidad de la persona a la que cuida. Por esto hay fidelidad y vigilancia en criaturas, y sobre todo en personas que tienen trastornos,
¿Existe el peligro de que el vínculo afectivo creado con el animal utilizado como apoyo en la terapia para autismo, por ejemplo, cree tal grado de dependencia en el paciente hacia el animal que al finalizar las sesiones desemboque en otros cuadros psicológicos diferentes?
La dependencia con el animal es cierta y por ello es importante en casos de autismo en los que hay dificultad de relacionarse con las personas. Puede que se den crisis de angustia si no se procura facilitar la ausencia del animal y en muchos casos se facilita dicha dependencia precisamente para favorecer la estabilidad del paciente.
Por Alba Moreno
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Creo que oros de los factores aparte de la docilidad y que no exigen reciprocidad, es que aquellos que realmente se preocupan por sus mascotas los ven y tratan como bebés aunque no lo sean y además no se producen desencuentros como con las personas.
No hay desencuentros, claro que no. No hay alternativa. El perro como no tiene libertad ni conciencia no elegirá dejarte ni discutirá contigo sobre qué programa pones el la televisión, por ejemplo. Otra cosa es que sí queramos sentirlo así, y de este modo nos autoconvencemos de que efectivamente Lassie me quiere y es mucho mejor que mi pareja. Aunque es más bien un esclavo, al que con mantener tienes a tu servicio.
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